Los tiempos cambian, y los jardines también, o mejor dicho, lo que cambia es su ubicación.
De hecho, los jardines verticales se van abriendo un hueco cada vez más importante en nuestro paisaje.
Los jardines verticales son muros vegetales que pueden ser utilizados en distintas construcciones, tanto interiores como exteriores.
Surgieron como un nuevo concepto que reverdece paredes, maximizando el uso del bien más escaso en las ciudades: el espacio.
Gracias a esta técnica, vegetación y arquitectura de integran de forma natural en fachadas de edificios públicos y privados, centros comerciales, hoteles, restaurantes y edificios de tipos muy diferentes.
Este tipo de jardines tienen gran cantidad de ventajas:
– Permiten un ahorro energético anual de un 25%, gracias al aislamiento que provocan las plantas. Al funcionar como aislante térmico, se reduce el consumo de la calefacción y de aire acondicionado.
– Eliminan el 90% de la contaminación de un ambiente cerrado.
– Retienen el 90% del agua de la lluvia en las primeras horas.
– Aumenta la humedad ambiente por la evaporación natural de las plantas.
– Mejora la calidad del aire. Además, las personas se benefician gracias al oxígeno liderado por estas plantas que se alimentan del CO2.
A partir de ahora, cuando veáis algún jardín de este tipo, lo veréis con otros ojos, porque aportan mucho más de lo que podemos creer.